El día que recuperé mi salud
Aquel día de 2011 asistimos a un evento organizado por un grupo de entusiastas emprendedores. Se trataba de presentarnos a un novedoso producto nutricional. Un experto promotor de este tipo de productos se encargó de presentar un jugo a base de chía, arándano y goji.
Naturalmente que el presentador se esforzó en motivar a la concurrencia con toda clase de recursos mercadotécnicos. No siendo afecto a este tipo de actividades, me saltaré el emotivo discurso del conferenciante, y pasaré de inmediato al famoso producto.
Se trataba de una bebida hecha a base de semillas de chía, arándanos y goji. Las semillas de chía nadaban en medio del líquido rojizo, El goji, se nos explicó, es una baya propia de China, muy conocida en ese país por sus efectos antioxidantes.
En artículos siguientes profundizaremos en las propiedades de dichos elementos. Ahora deseo compartir los efectos que el contenido de las botellas tuvo en mi persona.
El producto venía embotellado en un recipiente de plástico modestamente etiquetada. La presentación era de un litro y el precio estratosférico, lo que se explica porque el sistema de distribución era a través de redes de multinivel,
Sin embargo, gracias a la buena voluntad de las personas que se dedicaron a la distribución del producto, me fue posible adquirir para mi consumo algunas botellas sin demasiada dificultad.
Mi consumo del contenido fue constante por espacio de alrededor de un mes, y los resultados sorprendentes.
La combinación acertada de goji, chía, arándanos y vitaminas impactó poderosamente en mi estado de salud. Y es que aunque en general gozo de un buen sistema inmunológico y mucha resistencia física, arrastraba padecimientos bastante incómodos desde hacía muchos años.
Por principio de cuentas, siendo mi entorno bastante húmedo -el estado de Veracruz es uno de los más lluviosos de México -padecía de una fuerte alergia a la humedad; todas las mañanas despertaba con un constante y odioso flujo nasal que me acompañaba por horas, hasta bien entrada la mañana. Mi vejiga se llenaba con rapidez y me era imperioso evacuarla en la brevedad, situación que se presentaba decenas de veces en el transcurso de la jornada; por las noches, esta necesidad me obligaba a levantarme un promedio de cinco veces de la cama. Además, mis necesidades de energía eran muy elevados, pes mi trabajo requería recorrer decenas de kilómetros diarios a pie o en bicicleta.
Inesperadamente mi catarro crónico desapareció, mi necesidad exagerada de evacuar la vejiga se esfumó, mi nivel de energía se mantuvo muy alto sin necesidad de consumir productos ricos en taurina, por lo que dejé de intoxicar mi cuerpo con esos famosos productos energizantes tan de moda. la fibra que aporta la semilla de chía limpió mi intestino grueso, con lo que mi panza se redujo. Realmente parecía milagro. En realidad sólo era comenzar a darle ami cuerpo la nutrición necesaria.
Nuestro cuerpo físico, es una máquina excelentemente diseñada para mantenerse en perfecta salud y funcionalidad con que sólo le aportemos los nutrientes necesarios. Ese es todo el secreto dela perfecta salud.